domingo, 3 de mayo de 2009

La libertad es un lujo que no todos pueden permitirse...


Bajo la estatua del Buda que destruyeron los talibanes, aún viven miles de familias. Baktay, una niña afgana de seis años, es incitada a ir a la escuela por el hijo de sus vecinos que lee los alfabetos frente a su cueva. De camino a la escuela, es acosada por unos niños que juegan de forma cruel reflejando la sociedad tan violenta que los envuelve. Los niños pretenden lapidar a Baktay o destruirla como el Buda, o dispararla como hicieron los americanos en el laberinto de cuevas. ¿Será capaz Baktay de superar estos obstáculos para poder aprender los alfabetos en su lengua materna?


Cierto, no suelo ir a ver películas de cine independiente y minoritario, y sí, causan un gran impacto a pesar de ser consciente de la temática de la película y estar advertido de su contenido. ¿Qué saco en claro de esto?, primero, doy gracias por la suerte que he tenido (espero que mis amigas y compañeras lo agradezcan tanto o más que yo) por haber nacido y haberme criado en un país y una época en la que, en teoría, se respeta al ser humano aunque, lamentablemente, todos sabemos que todavía queda mucho por hacer. Segundo, es tan abismal la diferencia que creo que me da vértigo.


La mujer talibana actualmente vive en mundo liderado por el machismo y la incomprensión, desde el inicio del régimen Talibán ha sido encaminada por una ideología que eleva el poder del hombre sobre todas las cosas terrenales incluyendo a la mujer, que es considerada al igual que un animal o en algunos casos hasta de menor rango. Las mujeres viven temiendo por sus vidas por la mínima conducta inadecuada. Viven en un mundo extraño que las hace reinas del hogar, pero las encierran entre cuatro paredes, sin educación, independencia o voz propia. Desde 1996, año en que los talibán tomaron el poder, la relativa libertad de las afganas, que les permitía trabajar, vestir con libertad, conducir o aparecer en público solas, se ha convertido en una pesadilla en la que el más mínimo error puede costarles la vida. Para ellos el hombre nace libre, responsable y sin excusas...la mujer no.


Además, creo que la película refleja con gran fidelidad es cómo les afecta a los niños y a las niñas esa realidad tan monstruosa en la que están creciendo. Sabemos que la manera de aprender de los niños y niñas en la mayoría de los casos se realiza por imitación o por copia de las acciones que realizan nuestros mayores. Por tanto, mientras que una niña de un país desarrollado juega con su Barbie a sacarla de compras como lo podría hacer su madre, una niña en Afganistán es obligada a “jugar” a ser la rehén de unos niños que se divierten con lo único que han mamado y aprendido desde pequeños, la guerra, el odio y la supremacía del hombre afgano radical (Talibán).


El gran problema de todo es que aún hay muchos lugares en los que esos niños siguen recibiendo la educación y el mensaje erróneo de que ellos son los dueños y señores de la vida de sus mujeres, además de que algunos de ellos reciben y adoptan la doctrina más extrema del islamismo en la que, por poner un ejemplo, les llegan a enseñar cómo inmolarse en contra de los infieles. Entonces, ¿cómo no va a ser posible que no exista esa animadversión y ese sentimiento misógino hacia las mujeres?, ¿cómo es posible que la mujer quede relegada a un segundo plano? O ¿cómo la mujer no va a quedar anulada socialmente? De un mundo que tiene por títeres a la religión, a las armas, a la violencia, a la desigualdad y por titiritero al hombre no puede salir nada bueno porque el hombre es un fanático en potencia además de ser propenso a caer en corruptibilidad por ideas absurdas propias de, como mínimo el Medievo.


Por lo menos, veo de forma positiva estas películas que intentan alertar al resto del mundo (aunque la realidad es otra) de este problema, ya que para tratar de cambiar la vida que llevan las mujeres afganas se debe empezar a dar a conocer el hecho. Muchos países que se encuentran alejados de este país no tienen conocimiento de lo que sucede y tal vez ni siquiera piensan que una forma cruel de ir contra los derechos humanos de libertad y expresión se esté dando en este siglo (que feliz se vive en la ignorancia).


Un saludo a todos, Jaime



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